Es extraordinario el impacto que poseen nuestras relaciones interpersonales en nuestro propio desarrollo. Al hablar de relaciones interpersonales me refiero a todas aquellas relaciones que impactan nuestro día a día… como nuestra familia, a los que elegimos como amistades o parejas, y hasta a los que adquirimos por causas del destino como la familia política o los compañeros de trabajo. Observe que la clave del éxito en todas estas relaciones es la habilidad de compartir; compartir momentos, experiencias, conocimientos, objetivos, o sentimientos. Pero existen dos condiciones para evolucionar acordadamente dentro de estas relaciones: ser un oyente activo y ser un hablador altruista. El otro día, mientras platicábamos un grupo de amigas confirme que una de ellas limita su integración a la conversación en solo escuchar. Y aunque ser un buen oyente es una parte esencial para participar en una platica, si la participación se limita únicamente a este acto, el beneficio es desigual. Ella nos escucha hablar sobre nuestras vidas y a veces hasta nos extiende su opinión. Sin embargo, no comparte sus turbulencias o malos ratos, si llega a compartir algún dato es sobre sus logros, grandezas, o alegrías. Algunos pensaran: “Quizá es una persona discreta con su vida personal” otros podrán pensar “Quizá ella es inteligente y se guarda sus inconveniencias.” Para mi, la discreción es un respeto ajeno no es una tarea para ventaja propia, es una muestra de sensatez y prudencia hacia los demás, no hacia uno mismo. Si la persona solo comparte para resaltar sus virtudes o triunfos, entonces el propósito de compartir es ególatra y egoísta pues demuestra un desbalance vano de sus vivencias. Es utilitario no compartir sentimientos y experiencias reales pues limita el crecimiento de la relación y restringe aprendizaje a los demás. Todos aprendemos de todos. Para mi, la única forma de conectar con los seres humanos es a través de comunicación integrada y legítima. Se trata de demostrar a los demás que de alguna forma estamos establecidos en su mismo mundo y que en algún momento hemos coincidimos en actos, pensamientos, o sentimientos. Quizá no tienes experiencias equivalentes, pero lo que si tenemos todos en común son los sentimientos, esos son los mismos. Todos tenemos temores, tristezas, alegrías, enojos, emociones, y hasta momentos de loquera. Si no tienes experiencia sobre el tema en discusión puedes compartir sobre algún momento en el que te sentiste de igual modo. La única manera de humanizarte es siendo vulnerable, si no puedes serlo con las personas mas cercanas en tu vida entonces te estas resistiendo a una vida real, estas desconectado(a). Entiendo que habrá personas con las que es mejor evitar ciertos temas, no por superioridad sino por experiencia. Por ejemplo, hay personas que te quieren compartir sobre sus creencias o preferencias, sin embargo al hacerlo atacan a las tuyas, sabiendo tu postura. A ese tipo de gente no debes de proporcionarle tanto detalle, porque son personas que solo están en búsqueda de munición para después atacar con mas acierto. A veces ofrecemos información personal a alguien con la intención de crear una relación interpersonal con el o ella, y nos quemamos. Si te ocurre algo así, no significa que debes de cambiar tu esencia, significa que quizá esa persona no merece aprovechar de tu tiempo y de tus experiencias. Tu eliges con quien haces vínculos valiosos, pero ya decidido, aprende a compartir tus verdaderos sentimientos. Una vida sin vulnerabilidad es una vida desconectada e irreal. Es como querer ser amado sin amar, o querer ganar dinero sin trabajar… posiblemente podrás lograrlo por un instante pero son teorías tan frágiles y superficiales que no resistirán la prueba del tiempo. La vulnerabilidad no es una debilidad, es un habilidad. Algunos la practican, algunos la oprimen, pero todos la poseen. Solo un pensamiento mas…
Hasta la próxima, besos!
Karla
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